Los medios de comunicación más poderosos del mundo no saben
cuanto dinero sucio está escondido en los paraísos fiscales (incluyendo las
jurisdicciones norteamericanas y británicas). Según The Economist, puede
superar los 25 millones de millones de dólares.
Lo único que la revista londinense afirma como seguro es que
la porción de EEUU tiende a crecer. En la actualidad es el imán más poderoso
para atraer dinero de otras partes del mundo. Por un lado, porque ofrece las
garantías que sólo la potencia mundial puede dar. Por el otro, porque ha
desatado una campaña global contra todos los centros financieros que esconden
dineros de procedencia dudosa. Hay un flujo de dinero hacia EEUU procedente de
cuentas antes bien guardadas en Europa (Suiza) y el Caribe.
El periódico alemán Die Ziet, que compite con la Gaceta
del Sur de Alemania, que reveló los archivos de que Mossack-Fonseca,
asegura que EEUU se ha convertido en el nuevo paraíso fiscal que reemplazó a
Suiza. Firmas como Mossak-Fonseca son pequeñas comparadas a los gigantes
Rothchild y Trident Trust que compiten en EEUU por prestarle asesoría a quienes
quieren esconder su dinero en ese país. “Negocios se hacen a través de sus
subsidiarias que operan en estados como Dakota del Sur y Nevada que tienen
leyes que respetan los secretos de las empresas y cuyos gerentes no hacen
preguntas”, según The Economist.
Los paraísos fiscales en EEUU son muy apetecidos por quienes
están evadiendo el pago de impuestos. Según la revista británica, los estados
norteamericanos que se especializan en recibir dinero de procedencia dudosa no
le interesa cooperar con las leyes de otros países. Incluso, los paraísos
fiscales norteamericanos no consideran que la evasión de impuestos por parte de
ciudadanos de otros países constituye una infracción. Se creen libres de
cualquier insinuación de que sus operaciones de lavado de dinero son ilegales.
Los bancos europeos – igual que Mossack-Fonseca – que
pierden sus clientes buscan socios en EEUU para abrir cuentas que beneficie a
los dos operadores. Por ejemplo, los operadores suizos le recomiendan a sus
clientes que cierren sus cuentas en el país alpino y abran otra en un banco
norteamericano. El cliente transfiere su dinero de dudosa procedencia a EEUU y,
al mismo tiempo, nombra al operador suizo como su asesor financiero. Para todos
los efectos la cuenta es considerada por las autoridades de EEUU como
norteamericana.
EEUU creó en 2010 una ley que requiere a los bancos en otros
países a declarar los nombres y cuentas de sus clientes norteamericanos
(FATCA). Washington somete a esas personas a declarar sus impuestos en EEUU
aunque su dinero está en el extranjero o haya sido generado en negocios fuera
de su jurisdicción. A pesar de tener este poderoso instrumento que desconoce
fronteras e identifica a los norteamericanos, no importa donde estén,
Washington no es recíproco.
EEUU no quiere reconocer el mecanismo que la OECD ha creado
(CRS) que pretende crear cierta ‘transparencia’ en las operaciones financieras
de sus países miembros. De paso, la OECD le impone sus reglas de
‘transparencia’ a los demás países del mundo, incluyendo a Panamá y Suiza. EEUU
le ha informado oficialmente a la OECD que quiere suscribir el mecanismo de
transparencia que presenta la CRS.
Sin embargo, Washington alega que es muy complicado y
difícil sentar a los 50 estados miembros de la ‘Unión’ para redactar un
reglamento común para todos. Obviamente, es una excusa muy débil para continuar
con la política de atraer los millones de millones de dólares escondidos en
paraísos fiscales fuera de EEUU. A diferencia de Panamá e, incluso, Suiza, el
poderío económico y militar de EEUU puede doblarle el brazo a los miembros de
la OECD. Las cuentas de dudosa procedencia del mundo entero, especialmente de
los países más ricos, buscan refugio en EEUU donde las reglas de la CRS no se
aplican.
Panamá pretendió también ignorar a la OECD y su mecanismo de
control (CRS). Sin embargo, después del ‘affaire’ Mosack-Fonseca el gobierno
del presidente Varela lo está reconsiderando. Las firmas panameñas que prestan
servicios a los cuenta-habientes de todo el mundo están mirando hacia EEUU para
ver como pueden emular a los suizos para no perder su clientela. La guerra
financiera la está ganando, por ahora, EEUU. El premio no es más ni menos que
los millones de millones de dólares que están escondidos en paraísos fiscales
en todo el mundo.
28
de abril de 2016.
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