El nuevo rector de la Universidad de Panamá, Eduardo Flores,
asumió su cargo el fin de semana pasado comprometiéndose a promover la
investigación científica en la primera casa de estudios del país. Es un paso
importante que urge tomar tanto para cumplir con las demandas del país como
para garantizar la formación de profesores y estudiantes.
Según el rector Flores, “a la investigación le daremos
prioridad institucional, mediante una consultada definición de las líneas
estratégicas de mayor impacto, mayores recursos económicos y un nuevo modelo de
gestión”. El nuevo rector define el compromiso como aquel que construye el
puente necesario entre la Universidad y el proyecto de nación. “A través de la
investigación se generan y aplican los conocimientos para dar respuesta a los
problemas nacionales”.
También destaca la falta de un plan de desarrollo nacional
de los gobernantes. Señala que “es indispensable crear conciencia a nivel
gubernamental y empresarial sobre la importancia de la investigación para el
desarrollo del país, lo que requiere una inversión de más recursos económicos”.
La primera barrera que encontrará la Universidad para promover la investigación
científica es precisamente la dirección gubernamental. Hace poco la Secretaría
Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (SENACYT) protestó por el recorte
de su presupuesto por parte de la Presidencia.
Flores anuncia una reforma al reglamento de investigación, para que la incentive y, a la vez, estimule el ingreso de nuevos investigadores con doctorados. Hay evidencia suficiente para afirmar que una reforma es insuficiente. Hay que transformar la visión que se tiene de la investigación. De una práctica individual, que desarrollan algunos universitarios con inclinación científica, la investigación en la Universidad tiene que convertirse en una política institucional. La Universidad como institución tiene que investigar sobre la base de un plan, un objetivo y metas muy bien definidas.
Flores anuncia una reforma al reglamento de investigación, para que la incentive y, a la vez, estimule el ingreso de nuevos investigadores con doctorados. Hay evidencia suficiente para afirmar que una reforma es insuficiente. Hay que transformar la visión que se tiene de la investigación. De una práctica individual, que desarrollan algunos universitarios con inclinación científica, la investigación en la Universidad tiene que convertirse en una política institucional. La Universidad como institución tiene que investigar sobre la base de un plan, un objetivo y metas muy bien definidas.
La Universidad tiene que comprometer la totalidad de su
estructura académica a la investigación. Desde la base institucional, que son
sus Departamentos, la investigación tiene que transformarse en su razón de ser.
Los profesores que se integran a los departamentos de la Universidad tienen que
ser investigadores.
El rector Flores mencionó en su discurso la importancia del
Banco de Datos de los departamentos. Es mediante concursos que entran los
profesores a los departamentos. Cada profesor debería probar su capacidad
investigativa para ser aceptado entre los catedráticos. Son los resultados de
estas investigaciones realizadas en un marco institucional, la medida de la capacidad
del profesor. La nueva generación debe orientar sus carreras sobre la base de
las investigaciones que están realizando sus profesores, sin menoscabar la
formación teórica mediante el
intercambio y debate entre estudiantes y profesores.
El rector Flores anunció “un Congreso Nacional Universitario
para febrero con la participación de representantes de todos los estamentos”.
Es en esta instancia que pueden estudiarse las transformaciones que requiere
plantearse la Universidad para convertir la investigación en la columna central
de su gestión académica. El rector anunció que el 10 por ciento del presupuesto
universitario será “destinado exclusivamente a la investigación”. Es una
iniciativa que merece el apoyo de todos. Sin embargo, no será suficiente para
solucionar el problema. Es decir, Panamá necesita una institución del más alto
nivel dedicado a la investigación. Este objetivo se puede lograr mediante la
transformación de la estructura de la institución. Estas transformaciones
pueden discutirse en el Congreso anunciado.
La Universidad de Panamá tiene una larga historia de luchas
y compromiso con el proyecto de nación de los panameños. De manera planificada
y premeditada, formó a los cuadros gubernamentales que consolidaron las
instituciones gubernamentales (1935-1950). También fue la responsable de formar
– de manera planificada - a todos los científicos que trabajaron en el proyecto
de industrialización mediante la sustitución de importaciones (1945-1970). Este
proyecto fue abandonado por las políticas de ajuste (neoliberalismo) de los
gobiernos a partir de la década de 1980. Igualmente, la Universidad promovió la
formación de los científicos sociales que participaron en los proyectos
desarrollistas de la década de 1970. La invasión norteamericana enterró en
forma definitiva los planes de desarrollo.
La Universidad de Panamá fue víctima de la invasión militar
norteamericana de 1989. Los representantes del régimen que emergió, abandonaron
el proyecto de nación y se dedicaron a acaparar las rentas que genera la
posición geográfica del país. La casa de Méndez Pereira tiene ahora la
oportunidad de recuperar su rol de ser la “conciencia crítica de la nación”.
6 de octubre de 2016.
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