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Thursday, April 21, 2016

El ‘golpe parlamentario’ en Brasil

La crisis política de Brasil desató una preocupación generalizada en toda la región latinoamericana, extendiéndose a EEUU y Europa. Incluso, para sorpresa de muchos, el secretario general de la OEA, Luis Almagro, dio a conocer un análisis de la situación después de reunirse con la presidente del Brasil, Dilma Rousseff. La Organización de Estados Americanos (OEA) es una organización que trabaja muy de cerca con el gobierno norteamericano. Muchas veces ha actuado como su brazo ejecutor en América latina o vocero del Departamento de Estado en situaciones difíciles. 

Lo primero que plantea Almagro es la ilegalidad del procedimiento que utiliza el Congreso de Brasil para intentar destituir a la primera mandataria. El secretario general de la OEA dice que “ha hecho un detallado análisis sobre el juicio político iniciado contra Dilma Rousseff y ha concluido que no se encuadra dentro de las normas que sustentan dicho procedimiento. No existe una acusación de carácter penal contra la Presidente, sino que se la acusa de mala gestión de las cuentas públicas en 2014. Esta es en todo caso una acusación de carácter político, que no amerita un proceso de destitución”.
A renglón seguido Almagro cita una carta firmada por 130 miembros del Ministerio Publico de Brasil, que caracteriza el proceder del Congreso como un juicio ‘jurídico político’. En primer lugar, porque “no exime la caracterización de certeza de los hechos que se le imputan a la autoridad en cuestión”. En segundo lugar, “ausente el juicio de certeza, la resolución positiva del "impeachment" constituye un acto de flagrante ilegalidad, por significar una finalización sin motivo”. Como consecuencia, es “arbitrario, basado en conclusiones de opinión que, obviamente, carecen de demostración limpia y clara”.
En tercer lugar, los miembros del Ministerio Público señalan que “los hechos presentados en el procedimiento preliminar de "impeachment" y la forma en que fueron tratados por los diputados, están lejos de dar lugar a un juicio por indicios de delito de responsabilidad y aún menos por certezas”.
En cuarto lugar, los acusadores en el Congreso señalan que la presidente Rousseff es culpable de hacer cambios de partidas del presupuesto. “De hecho, dicen los miembros del Ministerio Público, el tema de los decretos de crédito adicionales para reasignar los límites de gasto en ciertas políticas públicas autorizadas por la ley, son procedimientos contemplados en la ley”. Plantean, en quinto lugar, que “no hay delito sin ley anterior que lo defina y mucho menos sin la comprensión de la jurisprudencia previamente creada. De lo contrario, la inseguridad jurídica sería absurda, incluso con respecto a más de la mitad de los gobernadores y alcaldes que siempre han utilizado estas medidas”. Concluyen que “no existe prueba de la práctica de un delito de responsabilidad, de acuerdo al artículo 85 de la Constitución Federal de Brasil”.

Más de las dos terceras partes de los congresistas brasileños – en una sesión circense - ignoraron los argumentos de los juristas y votaron a favor de su destitución. El caso ahora va al Senado. El secretario general de la OEA también subrayó “que un régimen presidencial como el brasileño no puede operar como si fuese un régimen parlamentario, intentando la destitución de la primera mandataria, por un cambio en la correlación de fuerzas políticas en la coalición gubernamental”.
Almagro se abstuvo de emitir una opinión sobre “que sistema –presidencial o parlamentario- es mejor, porque ello depende del pacto social y político de cada sociedad. Pero la organización del sistema constitucional brasileño es clara y, por esa razón, ha establecido los límites constitucionales para el ejercicio de un juicio de destitución. Desconocer esos límites afecta a la propia estructura de funcionamiento del sistema, así como distorsiona la fuerza y operatividad que deben tener la Constitución y las leyes”.
La preocupación de la OEA es compartida por las Naciones Unidas. El secretario general de esa organización mundial, Ban Ki Moon, dijo que "Brasil es un país muy importante y cualquier inestabilidad política es una preocupación social para nosotros". Por su lado, Ravina Shamdasani, portavoz del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, declaró que "renovamos el pedido para garantizar que las instituciones democráticas por las cuales Brasil luchó tanto sean respetadas".
Almagro concluyó señalando que “Brasil ha sido ejemplo de democracia en el continente y todos necesitamos que lo siga siendo”. Por ello los pueblos se han movilizado para detener el ‘golpe parlamentario’ a la vista.
21 de abril de 2016.

Thursday, April 14, 2016

América latina y el colapso de Europa

Europa occidental experimentó un resurgimiento espectacular después de la II Guerra Mundial. Económicamente pasó de las ruinas para convertirse en una aparente ‘sociedad del bienestar’ en 25 años. En parte se debió a la locomotora alemana, a la austeridad de los escandinavos y al trabajo de los países mediterráneos. El crecimiento económico alcanzó su máximo esplendor en la década de 1970, momento en que el mercado comenzó a sufrir quebrantos que las inversiones públicas no podían subsanar.

Fue en esa coyuntura que el eje franco-alemán decidió darle al proyecto de una sola Europa un golpe de timón. Crearon el Euro como moneda única, suprimieron fronteras (incluso para la fuerza de trabajo) y montaron un Consejo europeo. El experimento coincidió con el colapso soviético (1991) y el fin del campo socialista europeo. Las ex-repúblicas soviéticas y los países del centro europeo se movieron hacia el proyecto de Comunidad europea y se embarcaron en el pacto militar norteamericano de la OTAN.
En la década de 1990 la reunificación de Alemania la convirtió en una de las economías más grandes del mundo. La Europa con 28 países miembros superó a EEUU en producción y competía en riqueza. El talón de Aquiles de Europa es su dependencia frente al poderío militar de EEUU y la disminución de su participación en el mercado mundial. Otra de las debilidades del ‘viejo continente’ es su población envejecida, cada vez menos productiva.
En la segunda década del siglo XXI Europa se enfrenta a un mundo que no conoce. Hace apenas un siglo dominaba todos los continentes con sus exportaciones y plazas financieras. Era la potencia militar por excelencia y poseía colonias en los cuatro puntos cardenales. Su competitividad, sin embargo, fue reducida por EEUU y, en el presente, por la China emergente. La rica cultura europea ha sido secuestrada y desfigurada por el populismo mercantil que promueve EEUU. Políticamente, la Europa del sur se ha rebelado y el centro se ha manifestado partidaria de políticas neo-fascistas que cuestionan las versiones, hasta hace poco hegemónicas, de un orden social-demócrata y demócrata cristiano. Más encima, la política europea que pretendía ‘rejuvenecer’ su población con migrantes del Medio Oriente se convirtió en una bomba que reventó en el corazón del ‘viejo continente’.
La promesa europea se está convirtiendo en una caricatura. América latina podría haber sido su salvación. No aprovechó las oportunidades que se le abrieron al comercio y a la transferencia de tecnología que se pudo lograr con los países de la región. La Comunidad Europea delegó en España las relaciones con sus antiguas colonias y Brasil. Los resultados fueron catastróficos. Madrid regresó a América con sus velas desplegadas con la idea de reeditar la conquista.
En el lugar de los europeos aparecieron los chinos, estableciendo campamentos mineros a lo largo de los Andes, haciendas agrícolas sobre las costas del Atlántico así como nuevas relaciones comerciales en la América meridional. Europa fue expulsada de su posición privilegiada en la región.
Europa está económica y políticamente en quiebra. La crisis griega puso fin al proyecto alemán de convertirse en potencia hegemónica. Los ingleses están poniendo a prueba el liderazgo teutón amenazando con su retirada. El proyecto europeo aparentemente sólo tiene una carta que puede jugar en esta coyuntura: China.
La carta china, sin embargo, pasa por Rusia y una región asiática convulsionada por las guerras interminables por el control de los yacimientos petrolíferos de Medio Oriente. La creación de un eje euro-asiático entre Pekín y Berlín que pase por Moscú puede devolverle a Europa el oxígeno que necesita la economía alemana y de paso a los demás países de esa región.
Un eje de este tipo dejaría por fuera a EEUU y, de paso, a América latina. EEUU dejaría de ser el centro del mundo moderno y de las enormes ganancias que generan las inversiones que se realizan a escala global. Sería el vuelco más significativo de la historia después de la emergencia del capitalismo mercantil en Europa occidental hace 250 años.
América latina regresa al dilema planteado por Bolívar hace dos siglos: ‘Somos uno o no somos’. A pesar de que hemos logrado levantar una identidad propia – América latina – pareciera ser que es insuficiente. Lo entendieron Martí y Hugo Chávez. La crítica a la dependencia y las teorías de la ‘decolonialidad’ son caminos que pueden representar nuevas oportunidades. Hay que romper con  ‘nuestro eurocentrismo’ y construir una nueva identidad.

14 de abril de 2016.

Thursday, April 7, 2016

Los ‘Panama Papers’ y la falta de transparencia


¿Qué trama política hay detrás de los 12 millones de documentos de la firma forense panameña Mossack Fonseca que el periódico alemán Süddeutshe Zeitung dice poseer? ¿Qué importancia tienen las 120 mil empresas de papel creadas por Mossak Fonseca en 40 años al lado de más de 10 millones que existen en EEUU y Europa?
Hay que aclarar, en primer lugar, que los documentos electrónicos de la firma panameña  no fueron filtrados (leaked). Fueron 'hackeados'. En otras palabras, el sistema fue penetrado y la información fue robada por agentes profesionales cuya identidad, por el momento, se desconoce. Según la Gazeta del Sur de Alemania, “la información provino de una fuente anónima”. Pero el diario agrega que “se supone que algunas computadoras del despacho Mossack Fonseca fueron intervenidas por hackers a fin de obtener correos electrónicos, certificados, estados de cuenta y otros muchos documentos”.
La entidad que se hace responsable del 'hackeo', el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ), con sede en Washington, DC, EEUU, es financiada por los Think Tanks más reconocidos del establishment conservador de EEUU y Europa. El periódico alemán, Süddeutshe Zeitung, asumió el liderazgo en el reportaje sobre la firma panameña que maneja Ramón Fonseca Mora.
Curiosamente, entre los millones de documentos que le fueron hackeados a Fonseca, muy pocos se refieren a los negocios que la firma realiza con sus contrapartes en EEUU, Gran Bretaña o Europa occidental. Son en estos países donde se realizan las transacciones más grandes. Las revelaciones se detienen con detalle en Rusia, Islandia, México, Brasil, Argentina y España. Países importantes, pero con economías enanas comparadas con EEUU y Europa occidental
Fonseca señala que entre sus socios más importantes se encuentran bancos y abogados en Miami (Florida) y el estado de Nevada en EEUU. Este último, junto con Delaware, son las 'lavadoras' más grandes del mundo. Compiten con sus contrapartes en el Canal de la Mancha (Gran Bretaña). Estas lavadoras, sin embargo, no son consideradas 'off-shore' (extranjeras) y pueden operar debido a la protección que reciben de sus respectivos gobiernos (Washington y Londres).
Panamá tiene una tradición oscura de prestar servicios a los grandes capitales financieros mundiales que se remonta a la década de 1920. En aquel entonces se creó en Panamá la 'sociedad anónima' para empresas británicas y norteamericanas con el fin de esconder las identidades de sus propietarios. Poco después apareció el sistema para abanderar barcos de los grandes países con flotas marítimas. Estas operaciones no son 'ilegales' pero son inmorales. Le permite a los grandes propietarios de esos países lavar su dinero mal habido y evadir compromisos con sus respectivos fiscos. En la actualidad, los gobiernos de Washington y Londres toleran el llamado 'blanqueo' siempre y cuando se haga dentro de sus fronteras, no en lo que llaman los 'paraísos fiscales' de otros países.
Las rendijas que le permitían a los abogados  y bancos ‘off-shore’ prestarle servicios a las grandes empresas de EEUU y Gran Bretaña para lavar dinero parecen haber sido cerradas por el FMI. El OCDE sigue persiguiendo a las firmas ‘off-shore’ que le prestan servicios a los multi-millonarios que no quieren pagar impuestos en sus países de origen. Esta persecución no afecta a los bancos y abogados en EEUU y Gran Bretaña (que no son - por definición - 'off-shore').
En conclusión, los abogados panameños que prestan servicios a empresas norteamericanas, británicas y de otros países se encuentran bajo la mira de los gobiernos que quieren que el negocio regrese a casa. Estos gobiernos han atacado formalmente a los 'blanqueadores' panameños y de otros países 'off-shore' a través del FMI y de la OCDE. Ahora han dado un segundo paso. EEUU y Gran Bretaña quieren introducir otro elemento al ataque frontal contra las operaciones de bancos y abogados fuera de sus respectivas jurisdicciones. Bajo el manto de supuestas investigaciones periodísticas, han descubierto el mundo tenebroso de las transacciones financieras internacionales de países, gobernantes y otras personalidades que son descartables (Putin, Lula, Peña Nieto, Kirschner, el primer ministro de Islandia y otros). Han ignorado las operaciones de los jefes de gobierno de los países 'buenos' y de sus camarillas.
Las revelaciones (filtraciones o 'leaks') de Snowden y Wikileaks fueron transparentes en sus intenciones: descubrir las maniobras inaceptables del gobierno de EEUU. El Consorcio de Washington y sus 'papeles de Panamá' no son transparentes y aún no conocemos cuáles son, en última instancia, sus verdaderas intenciones.

7 de abril de 2016.