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Wednesday, December 28, 2016

Si 2016 fue ‘un año perdido’, el próximo no promete ser mejor



Para la mayoría de los pueblos del mundo, 2016 fue ‘un año perdido’. Fue marcado por guerras, muertes, más pobreza y una creciente desigualdad. Una muestra significativa: el 15 por ciento de la población de EEUU vive actualmente en la pobreza y aumenta con cada año que pasa. En América latina, el 'despegue' regional se enfrentó a la oposición de EEUU con resultados mixtos. En este año el mundo se despidió del jefe histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro. 
En 2016, Panamá siguió experimentando un espiral descendiente des sus indicadores sociales y económicos. Además, enfrentó ataques a su ‘economía de servicios’ por parte de Washington.
Hubo algunas noticias positivas. La Conferencia Mundial sobre el Clima en París reconoció que los problemas ambientales son el resultado de los abusos de los países industrializados. En Colombia se avanzó en busca de una paz entre los sectores más pobres y la elite ‘cachaca’.
Después de una demora de casi dos años se inauguró la ampliación del Canal de Panamá. Cuando se inició la construcción del tercer juego de esclusas en 2008, el comercio marítimo mundial estaba experimentado un  período de auge. Sin embargo, en la actualidad se encuentra deprimida, causando una disminución de los ingresos por concepto de peajes de la Autoridad del Canal de Panamá (ACP).
A pesar de la disminución, los ingresos de la vía acuática superaron los 2.5 mil millones de dólares. La ACP le transfirió al tesoro nacional más de mil millones que el gobierno incorporó a su presupuesto anual de manera poco transparente. El presupuesto total del gobierno panameño superó los 20 mil millones de dólares, con un porcentaje muy bajo destinado al desarrollo del país. El producto interno bruto (PIB) de Panamá es un poco más de 50 mil millones de dólares (13 mil per cápita). Casi 90 por ciento del PIB se concentra en el sector servicios. En 2016 este sector no generó empleo productivo y promovió el empleo informal y precario. Este tipo de desarrollo creó más desigualdad y una fuerte concentración de riqueza en una pequeña elite de financistas y especuladores.
En el marco de las dificultades económicas del país, con una tasa de crecimiento de su PIB disminuyendo de niveles que superaban el 10 por ciento anual (hace apenas cinco años) a la mitad en 2016, EEUU atacó el sistema financiero panameño desde dos flancos. Por un lado, creó el escándalo de los 'Papeles de Panamá' que pretende convencer a la opinión pública mundial que el sistema de lavado de dinero es una exclusividad panameña. Por el otro, incluyó en su ‘Lista Clinton’ a un comerciante panameño que es dueño de La Estrella de Panamá y El Siglo poniendo en peligro la existencia de esos medios. El embajador de EEUU en Panamá dijo que el mensaje es claro: Washington manda en Panamá.
Las luchas sociales por la tierra continúan en Barro Blanco, la mina de cobre en Petaquilla, en Santa Rosa, Río Cobre, Matugandí y la isla San Miguel, donde especuladores pretenden destruir comunidades con historias centenarias.
El sistema educativo panameño tocó fondo, con escuelas deterioradas, educadores que no reciben sus emolumentos y números crecientes de estudiantes fracasados. En salud se sigue retrocediendo sin programas de prevención ni comunitarios. Las enfermedades son atendidas en hospitales sin equipos. El ministro de Salud renunció y el director de la Caja de Seguro Social (CSS) fue removido. 
El gobierno anunció que había disminuido la tasa de homicidios pero aumentaron los robos y hurtos. Se interrumpió la campaña para llevar a la justicia a funcionarios del gobierno anterior (2009-2014) sospechosos de corrupción. Para cerrar el año, la constructora brasileña Odebrecht, fue acusada de desembolsar 800 millones de dólares en comisiones ilegales a escala mundial. A los funcionarios corruptos de Panamá les tocó 59 millones.
El sistema político panameño aún continua bajo la tutela de EEUU. No convirtió los ataques de EEUU y la OCDE en una oportunidad para encabezar una ofensiva diplomática que desenmascarara los ‘paraísos fiscales’  en territorio norteamericano y de Europa occidental.
Si 2016 fue ‘un año perdido’, el próximo no promete algo mejor. ¿Qué trae el recién electo presidente de EEUU, Donald Trump, en su mochila? ¿Más golpes de Estado y guerras? ¿Impondrá más bases aéreo navales en Panamá? ¿Exigirá parte de los ingresos del Canal para comprar más armas? ¿Cerrará algunos bancos? ¿Ampliará la ‘Lista Clinton’?

29 de diciembre de 2016.

Thursday, December 22, 2016

EL GOBIERNO LE ROBA EL PLATO DE ARROZ AL PUEBLO

La  situación en el agro panameño llegó a su límite con los ataques más recientes del gobierno a los productores. Aprovechando la falta de planificación, el gobierno promovió la compra de arroz en el exterior para que los especuladores quebraran a los productores nacionales. 
La operación fue pensada y ejecutada con maestría por los políticos al servicio de los intereses neoliberales. Son un puñado de especuladores que tienen sus garras dentro del gobierno. Crean y hacen desaparecer empresas en el registro de la propiedad con el sólo objetivo de transferir millones de dólares de las arcas fiscales a sus cuentas secretas. 
¿Cómo se justifica que mientras los productores preparan la cosecha de arroz para colocarla en el mercado, el gobierno aprueba la compra de millones de quintales del rubro en el exterior y comienza a desembarcarlos en los puertos nacionales? Las cuatro empresas importadoras autorizadas para la operación fueron creadas con ese solo propósito. Los productores, desde Darién hasta Alanje, pasando por Chepo y Coclé, han protestado sin que el palacio presidencial reaccione. Los especuladores están demasiado ocupados celebrando con la música de sus cajas registradoras. Para responder a la indiferencia gubernamental, los productores organizaron una marcha hacia el Palacio de las Garzas.
Durante la marcha de los productores agrícolas hacia la Presidencia de la República realizada el pasado lunes, se exigieron soluciones. El secretario general del Movimiento Independiente de Refundación Nacional (MIREN), Juan Jované, planteó, en un comunicado, que "el  pueblo demanda una solución efectiva y rápida a la escandalosa arremetida del gobierno contra la producción agrícola nacional y la seguridad alimentaria de la familia panameña". 
Denunció al gobierno, por la política corrupta y la rapiña "contra el presupuesto de los trabajadores de las ciudades y de los productores del campo". 
En el comunicado del MIREN, se "propone un sistema ordenado y planificado de la producción agrícola, basado en criterios científicos y donde prime una política seria y responsable". En el caso del arroz, los gobernantes tienen en sus manos las estadísticas que hablan del engaño que pretenden realizar. "Saben muy bien cuál es la demanda nacional y tienen la información necesaria para saber cuántas hectáreas de tierra se necesitan para satisfacer esa demanda".
En la actualidad, los productores nacionales siembran 92 mil hectáreas de arroz y cosechan 6.2 millones de quintales. Con un plan de trabajo, los productores de arroz pueden sembrar el doble y cosechar aún más. El gobierno puede reabrir los silos para guardar cualquier sobrante y tenerlo disponible para los años de malas cosechas. Incluso, Panamá, en el pasado, ha exportado arroz. Con estas prácticas mercantilistas, hemos regresado a los años más corruptos de la historia en que los gobiernos y especuladores conspiraban para arruinar a los arroceros y otros productores agrícolas. 
En la década de 1950 se sembraba la misma cantidad de hectáreas de arroz que en el siglo XXI. En la década de 1970, con mejor planificación, se sembraban 105 hectáreas. 
El comunicado del MIREN señala que la situación de los arroceros se reproduce para cada rubro agrícola. "Los gobernantes y sus malos socios - especuladores y financistas - hacen sus cálculos no para satisfacer las necesidades del país. Sus planes, cuando llegan al poder, consisten en crear más confusión y aprovechar las oportunidades para robar más".
El negocio de las importaciones de arroz se ha disparado perjudicando a los consumidores. Entre 1970 y 1990 Panamá era auto-suficiente: no importaba arroz. En 2000, después del TLC con EEUU, se importaron 1.8 millones de quintales, en 2010 las importaciones alcanzaron las 2.5 millones de quintales y en 2015 fueron 2.3 millones. ¿Quiénes se hacen millonarios? Los especuladores y monopolistas asociados a los gobernantes.
El MIREN hace suyas las demandas de los productores nacionales que coinciden con las necesidades del pueblo. El comunicado dice que "apoyamos la planificación de la producción por parte de los agricultores para asegurar una competencia sana y erradicar los tentáculos de los monopolistas enquistados en el gobierno". 
El sector más golpeado por la corrupción oficial es el pequeño productor de arroz. Entre 1990 y 2010, de los 1154 productores pequeños sólo quedan 717. Entre los grandes, hubo una aumento del 35 por ciento.
A su vez, el MIREN exige que se renegocie el Tratado de Libre Comercio con EEUU que en cuestión de pocos años acabará definitivamente con lo poco que le queda a la agricultura panameña. 

22 de diciembre de 2016.

Wednesday, December 14, 2016

La ‘Lista Clinton’ de EEUU atenta contra la soberanía



La Estrella de Panamá ha sido condenada a muerte. El tercer diario más antiguo de América hispana, fundada en 1849, cayó bajo las garras de un acto administrativo del gobierno norteamericano y fue sentenciado a desaparecer. Es un caso sólo digno de las arbitrariedades que comete EEUU contra países pequeños, con gobiernos débiles y sin dirigentes capaces de reaccionar contra los atropellos de los más poderosos. 
El dueño de La Estrella de Panamá y de El Siglo, Abdul Waked, es un comerciante de la Zona Libre de Colón, que adquirió ambos diarios hace cinco años. Según el gobierno de EEUU, es sospechoso de estar envuelto en negocios ilícitos y es considerado una amenaza para EEUU. Washington no tiene pruebas por lo tanto no puede imputarle delitos o presentar pruebas ante un tribunal. 
Para pasar por encima de la ley y los acuerdos internacionales, la Secretaría del Tesoro (Ministerio de Hacienda) de ese país creó una instancia que ha denominado la “Lista Clinton”. Si una persona o empresa (persona jurídica) es incluida en esta ‘Lista’ es marginado de toda relación financiera con empresas y gobierno de EEUU. También es excluido de todo trato con terceras personas que tienen vínculos con entidades norteamericanas. En otras palabras, es condenado a muerte comercial.
En el caso de La Estrella de Panamá y El Siglo, la libertad del país y de su pueblo a ser informado es coartada por una decisión administrativa de un gobierno extranjero. Washington pretende demostrarle a Panamá quien es el verdadero soberano en territorio nacional. Incluso, el embajador de EEUU en Panamá le instruyó al dueño de los periódicos que para solucionar el problema podía vender los medios de comunicación. Ese es el nivel de respeto que EEUU tiene para la libertad de ser informado, es el nivel de respeto que tiene para las leyes panameñas y es el nivel de respeto que tiene de la soberanía panameña. 
Durante el siglo XX, Panamá luchó para recuperar su soberanía sobre su posición geográfica. Fue un enfrentamiento desigual, pero finalmente los panameños vencieron gracias a su perseverancia e inteligencia negociadora. No tuvo que disparar una sola bala, a pesar de que EEUU durante décadas lanzó ataque tras ataque contra una población desarmada. 
Panamá ha sido objeto de un ataque político por parte de Washington que trae a la memoria la invasión militar de 1989 y el hackeo reciente muy publicitado de una firma de abogados panameña especializada en abrir empresas (shell corporations) en paraísos fiscales de EEUU. 
Washington ignora, a propósito, el orden jurídico internacional sobre el cual descansa la ley y el orden. Se considera una potencia por encima de la ley. Al mismo tiempo, no cree en el orden y promueve el caos en función de sus intereses, sin importar a quien cause daño sus acciones. En el caso de WASI, accionista principal de La Estrella de Panamá y El Siglo, si existieran elementos que la hace sospechosa de incurrir en ilícitos, EEUU debe acudir a los tribunales de justicia. Son los tribunales los encargados de dirimir conflictos de intereses. 
De acuerdo a las leyes panameñas, si el dueño de la empresa que controla mayoritariamente las acciones de La Estrella de Panamá y El Siglo, es acusado y condenado de un ilícito, los diarios siguen publicándose, ya que el supuesto delito no los involucra. La medida “administrativa” (la Lista Clinton) condena a muerte comercial al empresario, a los trabajadores y a la democracia (muerte política) del país.
Sobre este último aspecto, hay razones para sospechar que en última instancia, el objetivo de EEUU es desestabilizar el país. Con este nefasto precedente, mañana otros medios de comunicación o empresas, podrán ser objetos de estas medidas arbitrarias y contrarias al derecho internacional, no importa a qué grupo comercial o partido político, esté vinculada.
El secretario general del Movimiento Independiente de Refundación Nacional (MIREN), Juan Jované, declaró que “EEUU no respeta el derecho internacional”. Jované, encabezando una delegación, visitó la planta periodística e hizo entrega de un comunicado del MIREN, de solidaridad con los trabajadores de La Estrella de Panamá y El Siglo. 
Durante la visita se conversó sobre la posición ambigua del gobierno panameño frente a las pretensiones de Washington de dictar las normas legales y desconocer la soberanía nacional. Se señaló que le corresponde al Presidente de la República pronunciarse y rechazar en forma enfática los abusos de EEUU.

15 de diciembre de 2016.

Thursday, December 8, 2016

Transparencia también tiene sus privilegiados


La ciudad de Panamá fue recientemente sede de un encuentro internacional de organizaciones que promueven la transparencia en las actividades gubernamentales y empresariales. El cónclave presentó recomendaciones y realizó varios pronunciamientos sobre la conducta poco transparente de políticos y empresarios. En el fondo, fue un gran evento de simulación. No se tocaron los problemas de fondo como son la corrupción y la manipulación -por parte de las trasnacionales- de las leyes y reglamentos de todos los países, del centro (‘desarrollados’) o de la periferia (‘subdesarrollados’).
En el caso de Panamá, el anfitrión de la conferencia, los expertos se olvidaron de examinar las trasnacionales que operan en el país sin pagar impuestos con el beneplácito del gobierno: Panamá Ports, Minera Panamá y muchas otras. Los conferencistas si examinaron el caso de Mossack y Fonseca que presta servicios a quienes quieren abrir empresas encubiertas (Shell companies) en los paraísos fiscales de EEUU.
La evasión impositiva por parte de las empresas transnacionales es una causa importante de inequidad y pobreza. El caso de Apple en Irlanda es un buen ejemplo. Según la economista Claudine Gaidoni, las empresas transnacionales violan los derechos humanos al utilizar mecanismos de evasión fiscal.
“El reciente caso Apple, en el que la Comisión Europea (CE) ordenó a las autoridades fiscales irlandesas recuperar 14,500 millones de dólares de Apple, en concepto de impuestos impagos, ha dirigido otra vez la atención hacia el fenómeno de la evasión fiscal por parte de las empresas transnacionales. En 2014 Apple pagó el 0,005% en concepto de impuesto corporativo sobre los beneficios registrados en Irlanda”.
En 2014 las autoridades fiscales de Luxemburgo aprobaron resoluciones especiales a las empresas transnacionales que les permite pagar menos impuestos en ese país. Algo similar ocurre con Starbucks en Holanda. En 2016, Bélgica le otorgó ventajas impositivas selectivas a por lo menos 35 empresas transnacionales.
En el caso de Irlanda, el gobierno de EEUU se puso del lado de Apple en contra de sus propios intereses. Al mismo tiempo, un “ejército de abogados y contadores se ha ocupado de crear agujeros en los códigos impositivos de todos los países donde operan esas empresas”.  La Unión Europea estima que la evasión impositiva por parte de las empresas le cuesta entre 75,000 y 100.000 millones de dólares  por año en impuestos perdidos. Según Oxfam EEUU, la evasión fiscal de las empresas transnacionales le cuesta a EEUU aproximadamente 150,000 millones de dólares por año, mientras que los países en desarrollo pierden 140,000 millones de dólares por año en concepto de impuestos que no se pagan.
En su libro The Hidden Wealth of Nations [La riqueza oculta de las naciones], el economista francés Gabriel Zucman señala que “el 55 por ciento del total de las ganancias de las empresas norteamericanas está hoy en paraísos fiscales”. El estudio Offshore Shell Games 2016, informa que las empresas del ranking Fortune 500 tienen en cuentas offshore casi 2,5 millones de millones de dólares en ganancias acumuladas.
“La existencia de reglas fiscales poco claras y una extrema concentración de la riqueza en oscuros paraísos fiscales, explica Gaidoni, implican que los ciudadanos de todo el mundo son privados de sus derechos económicos, sociales y culturales. Además, de sus derechos civiles y políticos, así como del derecho de ser informados y a participar en las decisiones políticas”.
Si las empresas transnacionales de origen norteamericano registran sus beneficios en varios paraísos fiscales, lo hacen para evitar pagar impuestos en EEUU. El estudio Offshore Shell Games 2016 revela que Apple registró 214.900 millones de dólares en cuentas offshore, de los cuales 65.400 millones eran impuestos al fisco de EEUU. ¿Por qué EEUU no toma medidas para combatir esto? Tiene los medios para hacer que las transnacionales paguen sus impuestos. ¿Por qué no lo hace?
Ecuador propuso crear un organismo intergubernamental en las Naciones Unidas para evitar los paraísos fiscales y para adoptar un instrumento vinculante para tratar con las empresas transnacionales que han violado derechos humanos. Según Gaidoni, “la conexión debería ser clara: Las empresas transnacionales pueden violar los derechos humanos de muchas maneras y la evasión fiscal es una de ellas”. Lastimosamente, los expertos de transparencia reunidos en Panamá no tocaron estos temas de fondo.
Cuando se habla de transparencia en estas conferencias, tanto las transnacionales que operan en la región como los paraísos fiscales en EEUU son intocables.
7 de diciembre de 2016.


Thursday, December 1, 2016

Fidel también le escribió a Trump


Cuando el presidente de EEUU, Barack Obama, visitó La Habana hace apenas unos pocos meses, sentía que cada uno de sus movimientos era seguido por la mirada atenta del comandante en jefe de la Revolución cubana, Fidel Castro R. Al lado del líder cubano todos los aguerridos guajiros de la isla mayor de las Antillas estaban vigilantes.
Detrás de Obama hay una historia cincuentenaria de invasiones, asaltos, agresiones económicas y humanitarias que le han costado a los cubanos vidas, bienes y felicidad. Un total de 11 presidentes norteamericanos han hecho todo lo posible por acabar con la Revolución cubana. Incluso, antes del triunfo de la Revolución, durante 60 años, EEUU sometió a la isla a una especie de protectorado al servicio de las mafias que controlan el tráfico de ‘blancas’, de ‘drogas ilícitas’ y armas de guerra (aún activas en Norte, Centro y Sur América).
Fidel ha muerto, pero la Revolución sigue viva y es a través de este proceso que mueve a millones de cubanos y a miles de millones de mujeres y hombres en todo el mundo, que el comandante seguirá vigilante y su voz se escuchará por muchas generaciones por venir. Existe la falsa idea en Wall Street, y en las mentes de quienes explotan a los pueblos del mundo, que pueden derrotar a la Revolución cubana penetrando su economía con promesas de espejitos. A cambio de juguetitos, los cubanos deben entregar su soberanía a Washington y, de paso, el gobierno a los especuladores cubanos que ladran sin cesar desde Miami.
Durante su visita a La Habana, el presidente Obama dijo que, “vine aquí para dejar atrás los últimos vestigios de la guerra fría en las Américas. Vine extendiendo la mano de amistad al pueblo cubano”. Fidel le respondió “no, muchas gracias”, en una carta publicada posteriormente. El comandante cubano agrego que “no necesitamos que el imperio nos regale nada. Nuestros esfuerzos serán legales y pacíficos, porque es nuestro compromiso con la paz y la fraternidad de todos los seres humanos que vivimos en este planeta”.
Obama abandona la Casa Blanca en apenas siete semanas. Se lleva con él su estilo de política exterior. En su lugar, aparecerá en Washington el actual presidente-electo, Donald Trump. Tiene un estilo totalmente diferente. El objetivo sigue siendo el mismo: Destruir la Revolución cubana. En vez de la llamada ‘política suave’, Trump inaugurará su estilo de ‘política dura’. Cuestionará todo lo hecho por Obama mediante ‘órdenes ejecutivas’ y amenazará con suspender las relaciones diplomáticas así como las pequeñas ventanas abiertas a los viajeros norteamericanos con destino a Cuba.
Definirá su comercio exterior – incluyendo inversiones en el extranjero – sobre la base de la lealtad política. Con Trump surge la pregunta si su política exterior será diseñada sólo para beneficiar a la fracción de la clase capitalista que controla el Congreso y las oficinas del poder ejecutivo. Puede también estar orientada a apoyar sus propios intereses como especulador.
En 1998, un consultor de Trump viajó a La Habana con una propuesta para abrir una cadena de hoteles, con casinos, clubes y acceso a playas. El gobierno cubano lo rechazó sin mayores consideraciones. ¿Estará el presidente-electo de EEUU pensando en negocios de este tipo? ¿Qué puede ofrecer a cambio? ¿Le pagará a Cuba los miles de millones de dólares que le debe por daños y perjuicios a la economía de la isla? ¿Piensa devolver la bahía de Guantánamo que ocupa ilegalmente? ¿Levantará el bloqueo contra la isla?
Trump le recuerda a sus amigos y enemigos, dentro y fuera de EEUU, que es un ‘dealer’. Es decir, un negociador. Se cree el mejor negociador del mundo. Al pueblo norteamericano le prometió que una vez en la Casa Blanca haría los mejores negocios para crear más empleo y hacer a “EEUU grande nuevamente”.
Fidel falleció, pero ya le recordó a Trump (cuando le escribió a Obama) que todos los cubanos no se olvidan del “bloqueo despiadado que ha durado ya casi 60 años”. Que  “nadie se haga la ilusión de que el pueblo de este país renunciará a la gloria, a los derechos y a la riqueza espiritual que ha ganado con el desarrollo de la educación, la ciencia y la cultura”.
“Somos capaces de producir los alimentos y las riquezas materiales que necesitamos con el esfuerzo y la inteligencia de nuestro pueblo. No necesitamos que el imperio nos regale nada”.

1 de diciembre de 2016.

Thursday, November 24, 2016

Populismo de derecha derrota al establishment

El triunfo de Donald Trump y la derrota de Hillary Clinton en las pasadas elecciones presidenciales norteamericanas respondió a un cambio en la correlación de fuerzas al interior de la oligarquía de EEUU. La prolongada crisis del capitalismo y la ‘recesión secular’ que se inició en 2008 contribuyó al surgimiento de una clase trabajadora descontenta y frustrada que se alineó con la candidatura de Trump. La campaña del magnate de Manhattan fue directo al yugular de la poderosa clase capitalista financiera (establishment) identificada como la culpable de todos los males por los sectores sociales que se empobrecen cada vez mas.
La derrota de Clinton, sin embargo, no puede reducirse sólo a la nueva correlación de fuerzas. También se debe a errores cometidos por la ex secretaria de Estado en la campaña y en su subestimación de los cambios estructurales en estados claves de la unión norteamericana. Sus asesores estaban concientes de las debilidades de Clinton pero creían que los ‘arrebatos’ de Trump la darían el triunfo.
Clinton sabía que para ganar tenía que asegurar el comportamiento del electorado en 6 estados claves. El más importante era Florida y también Carolina del Norte. Las encuestas aseguraban su éxito. Además, apostaba que ganaría en los estados del cinturón industrial en decadencia (rust-belt) desde Pensilvania hasta Wisconsin, pasando por Ohio y Michigan. En total, los seis estados tienen 108 votos en el Colegio Electoral. El colegio tiene un total de 538 miembros. Para ganar se necesita una mayoría simple de 270 votos electorales.
Poco después de la medianoche del día de las elecciones, ya se conocían los resultados: Trump 306 votos electorales contra 232 de Clinton. La exsecretaria perdió los seis estados claves. En las elecciones de 2012, Barack Obama ganó cinco de esos estados. Con sólo haber ganado los estados de Michigan y Wisconsin (un total de 46 votos electorales) estaría preparando sus maletas para entrar a la Casa Blanca. Los perdió por márgenes muy estrechos. En Michigan perdió por un 0.4 por ciento (13 mil votos de un total de 4.7 millones). En Wisconsin perdió por 25 mil votos.
Si ganaba en Michigan y Wisconsin habría llegado a tener 286 electores y el pasaje seguro a su anhelada Casa Blanca. En el caso de Wisconsin estaba tan confiada que no visitó el estado durante toda la campaña presidencial. En Michigan – donde un republicano no ganaba desde Reagan en 1984 – sobre-estimó a la capacidad de sus capitanes sobre el terreno. Eran cuatro estados con una población obrera abrumadora que no se cuadró con Hillary.
¿Por qué? Su apoyo a las políticas neoliberales de flexibilización, externalización y de expansión imperial (guerras internacionales) no entusiasmó a los votantes que salieron en 2012 a apoyar a Obama. No fueron sólo los 48 mil votos en Michigan y Wisconsin que hundieron a Clinton. Fueron los centenares de miles de ciudadanos – desconfiados y frustrados con el establishment -  que derrotaron a Hillary y que de rebote le dieron el triunfo a Trump.
El área en que Trump genera más conflictos con el establishment y a escala global, es su política en torno al comercio exterior. Los trabajadores norteamericanos, en cambio, ven esta posición como la panacea y la solución a los problemas de desempleo. Clinton no leyó correctamente las cartas sobre la mesa. En cambio, Trump asumió el discurso populista: Nacionalista y proteccionista. Reconoce que EEUU ha perdido su poder de antaño, especialmente en el campo de la producción. Sin embargo, está seguro que el poder militar de EEUU puede compensar la declinación económica. Ya anunció que pondrá fin a los tratados comerciales que ha negociado EEUU en los últimos 20 años: desde NAFTA hasta el TTP. Tratará de llevar las relaciones con China a un terreno más favorable a los intereses de EEUU.
La gran masa de obreros ‘blancos’ golpeados por las políticas neoliberales y la ‘depresión secular’, se sienten seguros que las políticas de Trump la sacará de su actual miseria. Por otro lado, los afro-americanos sienten que Trump es un aliado de los ultra racistas asociados al Ku-Klux-Klan. Los ‘latinos’ sienten que el nuevo presidente iniciará una cacería contra los llamados migrantes ‘ilegales’.
La pareja de elefantes que se pasearán por el ‘Oval Office’ es Wall Street y el establishment. Tienen el ‘sartén por el mango’. Sin embargo, Trump ya demostró que puede llevarse el sartén sin preocuparse del mango.
24 de noviembre de 2016.

Thursday, November 17, 2016

Panamá y Donald Trump


Panamá y EEUU han tenido una difícil relación por más de siglo y medio. En forma creciente el istmo de Panamá se convirtió en una pieza fundamental en los planes de expansión de los capitalistas norteamericanos. La construcción del Ferrocarril Trans-ístmico (1850-1855) y el Canal de Panamá (1904-1914) fue estratégico en la consolidación del nuevo imperio que se extendía sobre un continente del océano Atlántico al Pacífico. Posteriormente, Panamá se convirtió en una enorme base militar para las guerras de EEUU contra Japón (1941-1945) y, después, contra Corea y Vietnam (1951-1975). Las bases en la antigua Zona del Canal también sirvieron para intervenir e invadir todos los países de América latina, convertido en el ‘patio trasero’ de EEUU.
En el transcurso de más de 175 años Panamá ha lidiado con decenas de gobiernos y sus ejecutivos. Los primos Teddy y Franklin Roosevelt, los Bush (padre e hijo), Jimmy Carter y Ronald Reagan son algunos de los mas recordados, para bien y para muy mal. Los presidente de EEUU han encabezado invasiones, golpes de Estado, han conspirado en magnicidios y se han burlado de los panameños.
El presidente electo, Donald Trump, aparece en el horizonte como un fenómeno político novedoso e impredecible. Para el mundo financiero, el empresario es una interrogante y su retórica contrario al mal llamado ‘libre comercio’ ha puesto a temblar las bolsas mercantiles en todos los continentes. El presidente Juan Carlos Varela, al contestar una pregunta sobre la elección de Trump, no logró hilvanar una respuesta coherente. El gobierno panameño todavía no tiene una política para enfrentar el nuevo inquilino de la Casa Blanca.
Washington tiene una política muy clara para Panamá desde la invasión militar de 1989. ¿Cómo compagina esta posición de EEUU sobre Panamá con las ideas de Trump? Es una pregunta cuya respuesta la conoceremos, en la medida en que comienzan a cuadrar (si cuadran) los objetivos de la política exterior de la nueva administración.
La política exterior de EEUU tiene tres objetivos en Panamá desde la invasión militar de 1989: En primer lugar, asegurar que el tránsito por el Canal no se interrumpa. Segundo, servir como eslabón en su política militarista a escala regional. Al mismo tiempo, ser útil en su política de “guerra contra las drogas”. Por último, desarrollar los lineamientos neoliberales del ‘consenso de Washington’, explícitos en el Tratado de Libre Comercio suscrito por ambos países. Políticamente, EEUU delegó en una pequeña elite panameña la responsabilidad de gobernar el país. La elite lo ha hecho bastante mal, especulando con los ingresos extraordinarios que genera la operación del Canal de Panamá, creando un déficit creciente y desestabilizando el régimen político con la creciente corrupción producto de la militarización. En 20 años arruinó el agro y la industria, destruyó los sistemas de salud y educación, y el sistema de representatividad política ha caído en manos de una mafia insaciable.
El presidente electo, Donald Trump, no tiene intereses personales en Panamá. (Sólo el nombre en uno de las torres hoteleras que adorna el sky-line de la capital). Hace 5 años Trump sí opinó sobre el Canal de Panamá y la manera en que culminaron las negociaciones (1977) que permitió su entrega al gobierno panameño.
En una visita de negocios a la ciudad de Panamá en 2011, Trump declaró que "a Panamá le va muy bien con el Canal, hay tantos trabajadores, hay tanto empleo. Pensar que estúpidamente EEUU le entregó el Canal a cambio de nada". Trump no hacía más que repetir lo que decía con insistencia el presidente Reagan después de que se firmaran los Tratados Torrijos-Carter (1977) hasta su muerte. Un ministro del gobierno panameño en 2011 predijo (con mucho tino) que lo que pretendía Trump con sus afirmaciones era lanzar su candidatura a la Presidencia de su país. De paso, el Consejo Municipal de la ciudad lo declaró persona non grata.
Siguiendo su lógica de campaña, Trump podría pedirle a Panamá que contribuya con parte de sus ingresos, por concepto de peajes del Canal, a la ‘guerra contra las drogas’ (aumentar la compra de armas a EEUU, construir más bases aéreo-navales con materiales norteamericanos y entrenar más efectivos represivos en las facilidades aún existentes de la Escuela de las Américas (Fuerte Bragg). También podría exigirle a Panamá que suprima los pocos aranceles que quedan para inundar el mercado con sus productos agrícolas (destruyendo definitivamente al agro panameño).

17 de noviembre de 2016.