Para la mayoría de los pueblos del mundo, 2016 fue ‘un año
perdido’. Fue marcado por guerras, muertes, más pobreza y una creciente
desigualdad. Una muestra significativa: el 15 por ciento de la población
de EEUU vive actualmente en la pobreza y aumenta con cada año que pasa. En
América latina, el 'despegue' regional se enfrentó a la oposición de
EEUU con resultados mixtos. En este año el mundo se despidió del jefe
histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro.
En 2016, Panamá siguió experimentando un espiral
descendiente des sus indicadores sociales y económicos. Además, enfrentó ataques
a su ‘economía de servicios’ por parte de Washington.
Hubo algunas noticias positivas. La Conferencia
Mundial sobre el Clima en París reconoció que los problemas ambientales
son el resultado de los abusos de los países industrializados. En Colombia se avanzó
en busca de una paz entre los sectores más pobres y la elite ‘cachaca’.
Después de una demora de casi dos años se inauguró la
ampliación del Canal de Panamá. Cuando se inició la construcción del tercer
juego de esclusas en 2008, el comercio marítimo mundial estaba
experimentado un período de auge. Sin
embargo, en la actualidad se encuentra deprimida, causando una disminución de
los ingresos por concepto de peajes de la Autoridad del Canal de Panamá (ACP).
A pesar de la disminución, los ingresos de la vía acuática
superaron los 2.5 mil millones de dólares. La ACP le transfirió al tesoro
nacional más de mil millones que el gobierno incorporó a su presupuesto
anual de manera poco transparente. El presupuesto total del gobierno panameño
superó los 20 mil millones de dólares, con un porcentaje muy bajo destinado al
desarrollo del país. El producto interno bruto (PIB) de Panamá es un poco más
de 50 mil millones de dólares (13 mil per cápita). Casi 90 por ciento del
PIB se concentra en el sector servicios. En 2016 este sector no
generó empleo productivo y promovió el empleo informal y precario. Este tipo de
desarrollo creó más desigualdad y una fuerte concentración de riqueza en una
pequeña elite de financistas y especuladores.
En el marco de las dificultades económicas del país, con
una tasa de crecimiento de su PIB disminuyendo de niveles que superaban el 10
por ciento anual (hace apenas cinco años) a la mitad en 2016, EEUU atacó el
sistema financiero panameño desde dos flancos. Por un lado, creó el escándalo
de los 'Papeles de Panamá' que pretende convencer a la opinión pública mundial
que el sistema de lavado de dinero es una exclusividad panameña. Por el otro,
incluyó en su ‘Lista Clinton’ a un comerciante panameño que es dueño de La
Estrella de Panamá y El Siglo poniendo en peligro la existencia de
esos medios. El embajador de EEUU en Panamá dijo que el mensaje es claro:
Washington manda en Panamá.
Las luchas sociales por la tierra continúan en Barro
Blanco, la mina de cobre en Petaquilla, en Santa Rosa, Río Cobre, Matugandí y
la isla San Miguel, donde especuladores pretenden destruir comunidades con
historias centenarias.
El sistema educativo panameño tocó fondo, con escuelas
deterioradas, educadores que no reciben sus emolumentos y números crecientes de
estudiantes fracasados. En salud se sigue retrocediendo sin programas de
prevención ni comunitarios. Las enfermedades son atendidas en hospitales sin
equipos. El ministro de Salud renunció y el director de la Caja de Seguro
Social (CSS) fue removido.
El gobierno anunció que había disminuido la tasa de
homicidios pero aumentaron los robos y hurtos. Se interrumpió la campaña para
llevar a la justicia a funcionarios del gobierno anterior (2009-2014)
sospechosos de corrupción. Para cerrar el año, la constructora brasileña
Odebrecht, fue acusada de desembolsar 800 millones de dólares en comisiones
ilegales a escala mundial. A los funcionarios corruptos de Panamá les tocó 59
millones.
El sistema político panameño aún continua bajo la tutela de
EEUU. No convirtió los ataques de EEUU y la OCDE en una oportunidad para
encabezar una ofensiva diplomática que desenmascarara los ‘paraísos
fiscales’ en territorio norteamericano
y de Europa occidental.
Si 2016 fue ‘un
año perdido’, el próximo no promete algo mejor. ¿Qué trae el recién electo
presidente de EEUU, Donald Trump, en su mochila? ¿Más golpes de Estado y
guerras? ¿Impondrá más bases aéreo navales en Panamá? ¿Exigirá parte de los
ingresos del Canal para comprar más armas? ¿Cerrará algunos bancos? ¿Ampliará
la ‘Lista Clinton’?
29 de diciembre de 2016.